Tradición familiar y vinos de origen.

Una historia que brota de la tierra, atraviesa generaciones y se transforma en vino con alma.

El comienzo de un legado (1995)

En 1995, en la Línea 80 de Leopoldina, Monte Belo do Sul, el sueño del viticultor Antoninho Ademir Calza comenzó a tomar forma. Hijo de Angélico y Lourdes, Antoninho fundó la bodega vinificando uvas de sus propias viñas, produciendo vinos a granel que transmitían la esencia del territorio y el cuidado de una empresa totalmente familiar.

Los primeros años estuvieron marcados por la sencillez, la dedicación y la certeza de que la historia que allí nacía iría mucho más allá de la pequeña estructura de una pequeña bodega artesanal.

Con el tiempo, la visión de Antoninho evolucionó hacia algo aún mayor: transformar ese trabajo artesanal e íntimo en vinos que reflejaran la fuerza de la familia Calza. Cada vendimia acercaba más a la bodega a su propósito: botellas que transmitieran alma, origen y autenticidad.

Del hogar familiar al mundo (2001 – 2003)

En 2001, la bodega dio su primer gran paso al comenzar la producción de vinos finos embotellados: Merlot, Cabernet Sauvignon y Tannat. Las dos mil botellas producidas se entregaron personalmente a los consumidores, directamente en la casa de la familia Calza, creando una relación cercana y cordial que perdura hasta hoy.

Poco después, en 2003, nacieron los primeros vinos espumosos de la bodega, que expresaban el terruño único de Monte Belo do Sul, reconocido mundialmente por su excelencia en uvas destinadas a vinos espumosos.

Con cada botella, se afianzaba la convicción de que la identidad de Calza estaba intrínsecamente ligada a la tierra, al clima, a las manos que la cultivan y a la tradición que se perpetúa en la región.

Reconocimiento del territorio (2010)

En 2010, Vinícola Calza y otros once productores de Monte Belo do Sul obtuvieron la Indicación Geográfica (IG), una certificación que valida las características únicas de los vinos producidos en el municipio. Con uvas como Tannat, Chardonnay, Merlot y Riesling italiano, además de una levadura autóctona seleccionada con el apoyo de Embrapa, la IG consolidó a Monte Belo como un terruño único en Brasil.

Este logro elevó el trabajo de la familia Calza al nivel de denominación de origen controlada, reforzando la idea de que cada botella expresa características únicas de la región de Vinhedos.

La propiedad intelectual se ha convertido en algo más que un sello: se ha convertido en una garantía de autenticidad, trazabilidad y un compromiso con la excelencia.